VIVIR SIN TI

DUELO POR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO

¡Hola a todos! En esta publicación quiero hablaros de un tema que todos hemos sufrido, directa o indirectamente, y que te marca. Estoy refiriéndome al duelo. Este se define como el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras una pérdida y que consiste en la adaptación emocional a esta. 


Podría enfocarlo a todas las situaciones en las que ocurre, como una ruptura, la pérdida de un trabajo, el abandono del lugar en el que has crecido o la pérdida de una mascota. Sin embargo, quiero centrarme en el duelo que tiene más impacto por la intensidad de la pérdida, el duelo por la muerte de un ser querido. 


Como sabemos, consta de varias etapas: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Podría detallar en qué consiste cada una de ellas, pero no es mi intención, puesto que con cualquier búsqueda en internet saldría más y mejor explicado. Por ello, voy a hacer un pequeño viaje a través de las fases, tratando de comprender los sentimientos que puede sufrir una persona en cada una de ellas. Aclaro que no en todas las personas se dan todas las fases por igual y que no todas las fases presentan los mismos síntomas en todas las personas.


La primera fase es la negación, en la que no nos creemos que haya pasado. Es tan duro el mazazo emocional que tratamos de protegernos a toda costa del dolor, negando que ya no esté. No queremos ver la realidad porque nos resulta inimaginable la vida sin esa persona. No sabes qué va a ser de tu vida sin que siga en ella, seguimos creyendo que va a entrar por la puerta, seguimos oyendo su voz y seguimos teniendo la sensación de que sigue ahí, con nosotros, que no se ha ido para siempre. 


La realidad acaba golpeándonos fuertemente en la cara, obligándonos a aceptar la pérdida y a abrir los ojos, aunque ese mundo que vemos no sea el que queremos. Se llega entonces a la fase de la ira. Sentimos rabia por no poder hacer nada para dar marcha atrás y que todo fuera como antes, incluso hacia la persona fallecida por habernos dejado. Buscamos culpables, aunque no los haya, y volcamos todo nuestro enfado sobre personas que quizá no tengan nada que ver.  


Cuando aceptamos que no hay ninguna culpa en el fallecimiento y que en muchos casos la muerte es algo inevitable, entramos en la fase de la negociación, en la que surgen un sinfín de preguntas en nuestra cabeza, tratando de imaginar una situación en la que hubiera sido posible evitarlo. ¿Y si hubiera ido antes al hospital? ¿Y si no hubiera cogido el coche ese día? ¿Y si lo hubiera llamado para preguntarle cómo estaba? ¿Y si…?. No permanecemos mucho en esta fase puesto que nosotros mismo, en el subconsciente, sabemos que es algo irreal.


Una vez hemos dejado atrás todos los procesos por los que pasamos en la negación, la ira y la negociación, llega la etapa más dura de todas, en la que somos plenamente conscientes de la pérdida, y nos invade un sentimiento inmenso de tristeza y desolación, generando una sensación de vacío que hace que no encontremos sentido a la vida sin esa persona, lo que provoca que nos aislemos de nuestro entorno, sumándole así un sentimiento de soledad tras la pérdida. No sabemos qué será de nosotros en el futuro sin esa persona y eso nos causa miedo, lo que empeora y alarga esta fase. 


Pero todo pasa, el sentimiento de tristeza se asimila y comenzamos la etapa de aceptación de la pérdida, en la que aprendemos a convivir con el dolor y, sobre todo, con la idea de que ya no está. Empezamos a recordar todos los momentos juntos sintiendo una extraña alegría, pues la tristeza y el dolor no desaparecen, pero nos quedamos con su risa, su voz, su forma de ser y hasta con aquella manía que en su día nos molestaba, pero que ahora echamos de menos.


La muerte de un ser querido es uno de los sucesos más traumáticos en la vida de una persona, y el duelo que atravesamos nos marca para siempre, nunca volvemos a ser la misma persona. Pero no nos importa, porque sabemos que una parte de nosotros se ha quedado con él. 


Aprendemos a vivir recordando cada momento vivido sabiendo que no volveremos a repetirlo, que quizá, de haberlo sabido, hubiéramos actuado de una forma diferente o hubiéramos dicho ese último te quiero que tanto nos quema dentro. Pero seguimos adelante, porque si algo tenemos claro es que de la única manera en la que siempre nos hubiera querido ver es estando felices.


La vida sin esa persona no volverá a ser igual, pero sabemos que está aquí, con nosotros.


Comentarios

  1. ¡Hola Antonio!
    Muchas gracias por visualizar este tema y sobre todo por explicarlo porque muchas veces no somos conscientes de los procesos que vivimos cuando perdemos a alguien tan importante para nosotros. He de decir que yo he pasado (como todo el mundo) pérdidas muy importantes en la vida y es uno de los mazazos más grandes que puedes vivir, por desgracia. Lo importante de este duelo es que es muy bueno que tengamos a nuestros seres queridos cerca, sobre todo en esos momentos tan difíciles. Como has recalcado, no todo el mundo pasa por todas las fases que existen cuando tenemos una pérdida, pero deberíamos de intentar concienciar que son sucesos que la vida nos pone. Me ha parecido muy interesante tu publicación Antonio.

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  2. Hola Antonio, me ha parecido muy interesante tu comentario ya es una etapa de la vida muy importante por la que en algún momento pasamos todos y cada uno de nosotros, y pienso que es necesario hablar sobre ello para poder llegar a entender mejor cómo te puedes llegar a sentir tras la pérdida de algún ser querido. Muchas gracias por tu aportación.

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  3. Hola compañero!!
    Lo primero decirte que tienes toda la razón, la pérdida de un ser querido, diría yo, que es uno de los mazazos más fuertes que te puede dar la vida, ya que, a diferencia de una ruptura, o una separación, sabes que esa persona que tanto te ha aportado seguirá su vida y aunque parezca dificil se pasa.
    Pero la muerte es una cosa que no pasa, o que se arregla. La muerte es el fin y lo importante es saber sobrellevar ese dolor, aunque parezca muy facil decirlo.
    Me ha gustado mucho tu entrada y el tema, gracias, seguro que más de uno se ha sentido identificado con lo relatado.

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